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“Colombia aún puede crecer en áreas de siembra para maíz”

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Los países de América Latina, y en particular Colombia, son afortunados por su potencial para aumentar sus áreas de siembra en maíz. Así lo señaló Ana Claudia Cerasoli, presidenta de Corteva Agriscience en la Región Mesoandina, durante su participación en la Semana Pioneer: “Hechos de Maíz”, que se llevó a cabo en México.

De acuerdo con la ejecutiva, los retos que hoy enfrentan los agricultores no son pequeños, sobre todo cuando se espera un crecimiento de la población a 9.700 millones de personas en 2050, el cambio climático que experimenta temperaturas extremas y la incertidumbre sobre si habrá disponibilidad de agua en el futuro para la producción agrícola. Ante este panorama, no habrá agricultura sin ciencia y tecnología, y que la mejor manera de ser sostenibles es incrementando la productividad.

Colombia es uno de los 10 países que mayor cantidad de maíz amarillo importa para atender la demanda interna, principalmente de la industria, para la elaboración de concentrados. “Pese a que tenemos una posición climática y geográfica privilegiada, que permite la siembra del cultivo en muchas más áreas, aproximadamente el 25% del consumo es cubierto con siembras locales; el resto del maíz es importado”, indicó Héctor Rincón, líder de la categoría de semillas de Corteva Agriscience.

El vocero añadió que “hoy la siembra de maíz tecnificado del país es de 200 mil hectáreas. Ojalá pudiéramos incrementarla a un millón de hectáreas. Con esta cifra, y una producción cercana a seis toneladas por hectárea, llegaríamos a seis millones de toneladas; que es el consumo interno de maíz en este momento”.

Según Rincón, el escenario es muy optimista para los maiceros nacionales por la situación internacional y los precios actuales del grano; sin embargo, el incremento de áreas también requiere la implementación de tecnologías de primer nivel y biotecnología que permitan extraer la mayor productividad del campo. “Con el fortalecimiento de las políticas gubernamentales, regulatorias y el trabajo de los agricultores, industria, agremiaciones y compañías privadas como la nuestra, es posible cumplir con el objetivo de disminuir las importaciones de maíz”, dijo Rincón.

Cerasoli también comparte esta premisa al señalar que se trata de un trabajo colectivo y que no existe una única empresa o marca que pueda encontrar todas las soluciones a los problemas que hoy enfrenta la agricultura. “Tendremos que trabajar como cadena productores e industria, y buscar alianzas con academia y expertos para suplir la demanda”, señaló.

Frente a las expectativas que se tiene del mercado de maíz, Carmen Díaz, directora de Agri Tendencias y Servicios, señaló que se espera que los altos niveles de inflación se mantengan al menos durante todo el 2023 y que la cosecha del hemisferio norte ayude a bajar los precios del grano.

En cuanto al mercado de fertilizantes, este seguirá dependiendo de Rusia y China, principalmente. “Es probable que haya una escasez el próximo año, sumado a que el fenómeno de la Niña provoque un clima poco favorable para el hemisferio sur. Con todo lo anterior, hoy más que nunca la producción mundial de maíz es muy importante para gran parte de las industrias que usan este grano como insumo principal de su negocio” 

Durante el evento, expertos en la producción y la transformación del grano compartieron sus conocimientos, experiencias, así como las expectativas que se tienen en el mercado mundial y en Latinoamérica.

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